Tras el asesinato de dos sacerdotes jesuitas en Chihuahua, diversas autoridades eclesiásticas han alzado la voz para exigir justicia y para ofrecerse para ser modelos de interculturalidad para la construcción de la paz.
En el espacio de Joaquín López-Dóriga en Radio Fórmula, Héctor Fernando Martínez Espinoza, vicario General de la Diócesis Tarahumara, se pronunció a favor de la creación de mesas de encuentro con las autoridades para lograr la seguridad en la zona.
“Hemos comenzado a tener encuentros con la gobernadora (Maru Campos) para que podamos hacer un parteaguas de esto. Nos ha tocado compartir esta vulnerabilidad y creo que podemos ofrecerle mucho al gobierno estatal, sobre todo en cuestiones de interculturalidad y que puedan ayudar a restablecer el tejido social“, señaló.
Indicó que la iglesia en dicha zona es muy diferente a la del resto del país, “una iglesia inculturada, una iglesia que no tiene jerarquías, donde el obispo no tiene una curia, todos somos de campo, de a pie”.
“Nos hace sentir bien permanecer en la marginalidad pero no podemos solos, no podemos sin el concurso del estado y de la federación, por eso quisimos hacer visible esto que ahora les toca a los padres, pero que es algo que le toca a las personas todos los días y lo que queremos es que es esto pueda traer otra realidad que es posible”, apuntó.
Hizo un llamado a la organización comunitaria en lugar de “llenar de policías o de soldados para garantizar la seguridad”.
“Esta violencia no es nueva, queremos que nos escuchen, que se den cuenta de que nosotros podemos ser interlocutores válidos ante cualquier propuesta no para ser una intermediación, no, sino para facilitar el encuentro con las comunidades”, comentó.
Tachó el asesinato de los sacerdores jesuitas, ocurrido la noche del lunes, como un absurdo.
“Cuando vemos que la cosa se va deteriorando más y más, incluso como en este crimen absurdo donde no hubo móvil, siquiera, fue una consecuencia de la toxicidad de este sujeto, de la impunidad”, explicó.
Reclamó que las autoridades no han atendido las necesidades de la Tarahumara porque son zonas pobres y “no beneficia en votos”, como sí ocurre en Juárez, Delicias, Cuauhtémoc.
“Prefieren hacer una cancha en Juárez que algo aquí, por eso en sensibilidad falta mucho, las necesidades de los mestizos son distintas a las de estas zonas”, reclamó.
Apuntó que actualmente los menores están expuestos a la violencia y muchos aspiran a unirse a la delincuencia organizada.
“Yo fui maestro y sé que la violencia en los menores se debe de abordar de manera científica, social, no solo debe de responder a eventos como este, sino que debe ser algo estructural, la iglesia sabe hacer esto y no me refiero al clero, sino a la comunidad organizada a los que tienen sabiduría ancestral, escúchenlos”, reveló.
Explicó que aunque hace tiempo el estado de Chihuahua tuvo la primera secretaría de estado para atender a las comunidades indígenas y en su momento fue muy eficiente, hoy está en su peor versión. “Y no se nos ha querido escuchar”, lamentó.
Finalmente, detalló que la Tarahumara es una reserva espiritual.
Yo he visto a la Tarahumara como una reserva espiritual para un mundo sin Dios, para la iglesia católica pero estamos muy lejos de alcanzar el mundo guadalupano, el misterio guadalupano es una opción para quienes tienen sentido de humanidad”, puntualizó.
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