El futuro no es lo que era, por Fernando Vázquez Rigada

AMLO López Obrador Cuba Cumbre

El futuro no es lo que era. México cambiará velozmente. ¿En qué magnitud? No lo sé. Sí tengo una certeza: El 2024 se dará bajo circunstancias totalmente distintas a las de hoy.

Hay 4 grandes tendencias que modificarán todo. La primera es la violencia: terrible, preocupante. Los homicidios dolosos bajo la presidencia de López Obrador serán los más altos de la historia.

Ya rebasaron los ejecutados en los 6 años de Felipe Calderón. En agosto, los de Peña. Van alrededor de 116 mil. A este horror hay que agregar más de 31 mil desaparecidos. Los feminicidios no paran. 47% de la población piensa que la inseguridad es peor ahora que antes (Mitofsky).

El presidente, en un absurdo o en un acuerdo cínico se ha puesto del lado de los sicarios. La segunda es la inflación. Nada influye en la percepción como el hambre.

Para votar, el cerebro nunca le gana al estómago. El aumento de los alimentos duplica a la inflación general que es de 7.5%. El alza se come el mandado de las familias. Hay 10 millones de personas que viven en extrema pobreza. Junto con la penuria de la pandemia, la inflación disparará aún más los índices de pobreza.

El abandono del campo, de la actividad productiva, de las cadenas logísticas hoy pasan factura. La tercera es la económica. Este será un sexenio de crecimiento cero.

Al final, con suerte, la economía crecerá en alrededor del 2% en los seis años: un vergonzoso 0.3% anual. Con ello será el sexenio con peor crecimiento económico desde 1929. El ingreso por persona ha retrocedido a niveles de hace 7 años. Añádase el incremento enorme del gasto en salud (40% más por familia), consecuencia de la desaparición del Seguro Popular. Los analistas económicos más confiables anticipan una recesión en EU que podría hacer aún peor las cosas para las familias mexicanas.

La cuarta es la relación con Estados Unidos. No hay que equivocarse: México no es Cuba ni es Venezuela. Es una de las 5 relaciones estratégicas de Estados Unidos junto con Canadá, Inglaterra, Japón e Israel. El corazón de Joe Biden tampoco es bodega, pero su inteligencia es fina. Cobrará los agravios, pero en su momento.

El imperio siempre cobra: lo entendieron (tarde) Díaz, Echeverría y López Portillo. Nuestra dependencia inmensa en prácticamente todos los rubros económicos y sociales pueden detonar un caos de fin de sexenio. ¿Qué tanto impactará esto la aprobación de AMLO? No lo sé. Pienso que sí, pero no importa.

Él no estará en la boleta. La fe no se traslada. La simpatía menos. El descrédito sí. Sin duda estas tendencias moverán las preferencias electorales. ¿Por qué? Porque afectan profundamente los sentimientos de las personas. Esas emociones que activan el voto. Y la gente sabe que su voto cuenta. Premia o castiga.

Por eso Morena quiere hacer todo para vulnerarlo. Nada garantiza que el partido en el poder repetirá. El futuro no es lo que era.

*Texto reproducido con autorización del autor.

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